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Miller Armín Dussán Calderón

COP 16: ¿Paz con la naturaleza?

COP 16: ¿Paz con la naturaleza?

 

 

“Treinta años de desarrollo sostenible consolidaron el control corporativo sobre la naturaleza” (Greta Gaard, profesora de la Universidad de Wisconcin.)

Entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024 se realizará en Cali la Conferencia de las Partes del  Convenio sobre la Diversidad Biológica concebido como el instrumento internacional para "la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos", ratificado por 196 países.

 Según la Ministra de Ambiente Susana Muhamad, el mensaje que tendrá la COP 16 es “hacer la Paz con la Naturaleza” para mejorar la relación que tenemos con el ambiente, repensar un modelo económico que no priorice la extracción, sobreexplotación y contaminación de la naturaleza”.

Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo y el segundo con más biodiversidad en riesgo y donde más se asesinan ambientalistas. Además, figura en el segundo lugar con mayores conflictos ecológicos con 72 casos sólo por debajo de India que registró 112 conflictos (Atlas Global de Justicia Ambiental) como consecuencia de la imposición de un modelo extractivista minero energético y de agronegocios, profundizado por la estafa de los bonos carbono para el lavado verde “con el cual las empresas extractivas amplían sus fronteras, desplazando comunidades y alterando sus modos de vida” (Censat, Agua Viva) 

Cómo lograr “la paz con la naturaleza” en un contexto donde prima “el control corporativo sobre la naturaleza” y las empresas transnacionales celebran el “canje de deuda por control territorial” (paz corporativa) y que han convertido la crisis en un gran negocio (la financierización, mercantilización y militarización de la naturaleza) y cuentan con todos los incentivos para “invertir”, estimulados por las cumbres climáticas y de la biodiversidad (rondas de negocios) bajo el supuesto de que el mercado es el principal escenario para controlar la crisis ambiental, creando la idea de nuevos mercados limpios, para la reproducción del capital, la superación de las crisis económicas y energéticas, sin afectar las relaciones sociales, la lógica del crecimiento y consumo sin límites y sin tocar la lógica de la acumulación de capital.

El incremento cada vez mayor de la temperatura y de la destrucción de la biodiversidad es una clara demostración del fracaso de las COPs. En el Informe 2023 del IPCC se constata cómo la temperatura de la superficie global ha aumentado en 50 años desde 1970 más rápido que en cualquier periodo de los últimos dos mil años, razón por la cual, el secretario de las Naciones Unidas decretó que la era del calentamiento global ha terminado y hemos ingresado a la “ebullición global”.

Sin embargo, desde las Naciones Unidas, grandes corporaciones y los centros de poder se proponen falsas soluciones como la “renovación del capitalismo” (progresismo), a partir de la “descarbonización del planeta” bajo el supuesto según el cual sólo basta con un proceso tecnológico de cambiar la base energética fósil (Petróleo, Gas, Carbón) por energías renovables, (Green Energy) solar, eólica etc. Plantean que gracias a la técnica, se puede capturar, sepultar el carbono y así evitaremos la catástrofe climática; que el mercado es el principal escenario para controlar la crisis ambiental con los impuestos al carbono o los derechos de emisión que se permite contaminar y luego pagar y que el cambio climático es inevitable, por tanto, sólo podemos adaptarnos a él (resiliencia, mitigación de impactos, etc), que incluye la expropiación del material genético (financiarización de la naturaleza). Ahora se venden la selva, los bosques, la Amazonía en la Bolsa de Valores. La naturaleza, es concebida como un activo financiero que presta servicios ecosistémicos (fotosíntesis, ciclo hídrico, oxígeno, etc) fuente de insumos para la producción, un sumidero de carbono, un basurero para absorber los residuos, es decir, no es fuente de vida ni de riqueza.

La COP 16, así se anuncie “repensar el modelo económico extractivista, la sobreexplotación y contaminación de la naturaleza” se circunscribe en las falsas soluciones que se ofrecen desde el progresismo como la transición energética corporativa, el extractivismo verde y la financiarización de la naturaleza.(Proyectos REDD+, Bonos de Carbono)

Es importante que se impulse la resistencia social desde los movimientos ecosocialistas, ecofeministas, de ecología social y ecología política argumentando que NO hay solución a la crisis ecológica en el marco del capitalismo de su productivismo y consumismo, del mercado, de la acumulación del capital y la maximización de los beneficios. Su lógica perversa conduce inevitablemente a la ruptura de los equilibrios ecológicos y a la destrucción de los ecosistemas.

Se requiere de un cambio civilizatorio, que rompa con el productivismo y el consumismo para lo cual es fundamental la apropiación colectiva de los medios de producción y una transición ecológica, energética y alimentaria soberanas y justas, según las necesidades de las comunidades, que implica reducir el consumo global de energía y el decrecimiento de la producción de bienes suprimiendo las actividades inútiles (publicidad) y las perjudiciales (pesticidas, armas de guerra) poniendo fin a la obsolescencia programada. Además, el cambio de los modelos de consumo, de las formas de transporte, del urbanismo, del modo de vida.

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