PALERMO, Caminos de PAZ
El Taller Cultura “José Eustasio Rivera”, orientado por el escritor y Maestro Universitario, Luis Ernesto Lasso Alarcón, en un Acato Especial, realizado en el Centro Cultural Reynaldo Polanía de Palermo Huila hizo el lanzamiento del Libro PALERMO, Caminos de PAZ, una compilación de “vidas que entregan a los jóvenes, de quienes desfilan por las apretadas sendas del libro parido en dificultad: Polanía, dejando huellas educativas y de dignidad; Lasso, esforzándose por ligar antiguos valores con la caótica actitud política de la modernidad; panadero, esparciendo armonías vitales entre seres de la marginalidad; Almario, desparramando su espíritu libertario entre los campesinos recuperadores de tierras; María, Lanzando rebeldías y apoyos para que germine la mujer contemporánea libre y solidaria; Milena, superando reinados para encarnar ancestros fatigados desde siembre; Roque, bajando la cuesta de los desterrados para abrir las aulas de los jóvenes que enriquecen la región; Humberto, señalando el camino de la ciencia, conjuntamente con Lizcano, para igualarnos a los cimeros del mundo; Victor, recuperando circunstancias para advertir de ética que subyace en la comunicación; Miller, irguiéndose ante el orbe para rechazar el corporativismo deshumanizante; Polo, moviendo fichas para desde el exterior responderle al abuelo; Hely, persistiendo contra el desdén y la exclusión; Rivera, después de impregnarse de mundo, venir a fijar volúmenes espirituales en la tierra que hizo suya; y todas las víctimas –nomradas o no- desde el genocidio de San Juan, al sicariato contra organizaciones populares, siguiendo la senda de los románticos rebeldes que soñaron un país, un mundo distinto –Losada, Lasso, Quintero, Tarcisio, Polanía, Ramirez, Amín-, reviviendo en el camino de la paz,, esto es en la memoria, en la verdad, en la justicia, en la repetición que un pueblo de paso, surgido de los jesuitas que hacían parada de los indios siervos cargantes, camino de Iquira, aparezcan luminarias, casi a la primera generación, de quienes llegarán a la vida universitaria desde esta población fragmentada entre patrones y lungueros, todos bendecidos por el feudalismo religioso, es más que milagroso: en los cincuenta años finales del siglo XX, la violencia goda que sacó de los campos a los pequeños propietarios, eliminó liberales en el casco urbano y los amenazó con pasquines y hasta desde el púlpito, no permitió esguinces contestatarios –como en el país-. Y, sin embargo, en los 60, por Cuba, Che, Vietnam y Beatles, nos atrevimos a hacer teatro y a difundir ideas y poemas en una Semana Cultural –hasta vino lo que sería la Candelaria- que sirvió de pábulo a las subsiguientes tomas de tierras y a los desheredados que llegarían después al Juncal.
La llama fue creciendo y de las nuevas generaciones surgieron los jóvenes que sacrificarían los fanáticos del poder para impedir el sueño que buscamos realizar hoy: una matria digna, democrática, incluyente, justa, literaria, capaz de integrar a todos sus hijos para que el amo no se lleve más nuestra riqueza con el beneplácito de los subalternos que sirven portándose como lo concluyera Gaitán, después de la masacre de las b en 1928: “La oligarquía colombiana tiene la metralleta asesina para los hijos de la patria y una rodilla, siempre hincada en tierra, frente al amo yanqui”. Si comprendiéramos la urgencia de enderezar el propio rumbo, buscaríamos senderos de paz auténticos,, recordando el aserto de Juarez: “Bajo el dominio extranjero, la paz es la guerra”. Entenderlo permitiría hacer que el SI a la Vida triunfará sobre el NO a la muerte, de quienes masacran y se llaman perseguidos políticos, roban y temen por la recuperación de sus riquezas malhabidas. Entonces podríamos soñar con las aguas calmadas de Tune y Baché; pronto veríamos cooperativas –como idealizara amín- para autoabastecernos naturalmente en vez de comprar transgénicos a Monsanto; en esto las regalías petroleras servirían para mantener vías y promover acueductos y mercados campesinos, y no para el robo descarado de unos cuantos bribones politiqueros”.
Para ello se requiere continuar con la resistencia. Y más aún hoy por la Defensa de los Territorios, el Agua, la Vida, amenazados por la invasión de las corporaciones transnacionales con proyectos extractivos depredadores de la Vida y la Naturaleza
Que estos ejemplos de vida, donde se construyen y confluyen las memorias ejemplares, lleguen a nosotros y especialmente a los jóvenes que deben recuperar su identidad humana.
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