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Miller Armín Dussán Calderón

GOBIERNO ALTERNATIVO

GOBIERNO ALTERNATIVO

¡Laudato Si! No a la Paz Corporativa

La polarización Santos - Uribe en torno a los Acuerdos de la Habana y la utilización del “encuentro” en el Vaticano con el Papa Francisco hacen parte de una estrategia mediática para ocultar los intereses comunes entre los dos representantes del capital corporativo transnacional. Uno, más cerca de los banqueros y el otro, de los hacendados-terratenientes pero ambos identificados en el modelo económico y social neoliberal extractivista.

Desde el origen del Plan IIRSA, iniciativa neocolonizadora creada en agosto de 2000 en Brasilia, durante la primera Cumbre Sudamericana que cuenta con el apoyo del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA)" se incorporaron en los Planes de Desarrollo de Colombia los proyectos extractivos, primero, en los dos gobiernos de Uribe -2000- 2010 donde se concesionaron cerca de 9000 proyectos minero energéticos y, luego, se intensificaron  en los  Gobiernos de Santos, 2010-2018 como Proyectos de Interés Nacional y Estratégicos -PINES- (represas, fracking, minería) y las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social –ZIDRES- (Agronegocios).

Colombia, el segundo país más biodiverso del planeta, también se registra en el segundo lugar en conflictos socioambientales incrementados por el modelo extractivista, depredador de la vida y la naturaleza. Razón le asiste al poeta William Ospina al afirmar en su ensayo “el día de la ciudadanía” que “estamos en el cuarto país más desigual del mundo; estamos destruyendo la más exquisita fábrica de agua del planeta; estamos permitiendo la extenuación de nuestros ríos; la economía extractiva está sacrificando el territorio; estamos en mora de asumir el desafío pionero de instaurar el cambio del modelo energético”.

El problema de fondo es el extractivismo que despoja a las comunidades de sus territorios y destruye nuestros Bienes Naturales y Culturales Comunes para que las transnacionales avaladas por los gobiernos corporativos (Santos-Uribe) hagan negocios sucios.

Hay que superar las causas reales de las violencias, de los asesinatos, desaparecidos, de las “víctimas del desarrollo”, articulándonos y movilizándonos en torno a una agenda común por un nuevo modelo minero energético soberano y autónomo que responda a las necesidades de las comunidades y sustentado en energías limpias (solar, eólica); por Zonas de Reserva Campesina y agroecología, por el derecho al agua como Bien Natural Común, a la educación y salud pública de calidad, el derecho al trabajo digno, entre otros.

Una Agenda Común para un Gobierno Alternativo que represente los intereses colectivos de indígenas, campesinos, afros, trabajadores, maestros, estudiantes y demás sectores excluidos, por una Paz con Justicia Socioambiental contra la Paz corporativa, extractivista de las élites representadas en Santos, Uribe, Vargas, entre otros.

Un “gobierno de transición” con Santos para la implementación de los acuerdos de la Habana fortalece al “Estado Corporativo” al pretender “limitar la ciudadanía a los temas que el Gobierno ha acordado con la guerrilla”, desconociendo su derecho a formular sus propias expectativas, su propia Agenda. En otros términos, como lo advierte William Ospina, “en una democracia la ciudadanía tendría que tener todos los derechos, pero a menudo siento que nos sirven en el plato una ración de democracia tan estrecha que lo único sobre lo que se puede opinar es sobre lo que los gobiernos acuerdan con esos interlocutores sucesivos, afirmados en la fuerza de las armas, paradójicamente legitimados por su ilegalidad”.

La Agenda Común centrada en el cambio del modelo neoliberal, extractivista, debe convertirse en  el eje del próximo debate electoral debido a que  es más amplia que el Acuerdo de la Habana y los sectores populares tenemos derecho a nuestra propia agenda, a construir otro país, un Gobierno Alternativo al poder de las corporaciones transnacionales que han intensificado el despojo, el homicidio y el ecocidio a nombre de los “Acuerdos de Paz”.

POR UN MOVIMIENTO AUTÓNOMO EN DEFENSA DE LOS TERRITORIOS, EL AGUA Y LA VIDA

 

 

 

 

 

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