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Miller Armín Dussán Calderón

Embrujo Electoral

Embrujo Electoral

Foto periódico La Nación Huila

En el libro “El Quimbo: extractivismo, despojo, ecocidio y resistencia” se hace referencia al Embrujo Corporativo o estrategia comunicativa perversa que utilizan las empresas transnacionales que se apropian de los territorios para realizar negocios a través de múltiples megaproyectos minero, energéticos. La forma de intervención se realiza a través de la manipulación de la conciencia, del encantamiento para atraer y engañar a las comunidades a nombre  de una supuesta visión del desarrollo y del progreso, donde todos van a ser favorecidos, van a mejorar la calidad de vida si se opta por aceptar el desplazamiento del territorio a cambio de ofertas miserables.

A través de la manipulación de la información se presentan las compensaciones y la mitigación de todos los daños como si se tratara de dádivas y no de obligaciones de las empresas, como Enel Emgesa. En este caso, se privilegian formas comunicativas visuales sobre las “bondades del proyecto y las oportunidades para mejorar las condiciones de vida”, generando falsas expectativas mediante las cuales logran dividir a las comunidades entre quienes persisten en la permanencia en el territorio y quienes “embrujados” están dispuestos a abandonarlo.

Esta estrategia fue divulgada por todos los sectores que apoyaron el proyecto, entre ellos, representantes de los partidos Centro Democrático, Conservador y Liberal, que hoy aspiran a la gobernación del Huila y que ante los inocultables daños económicos, sociales, ambientales y culturales causados por la construcción del Quimbo, se transaron en una disputa por ocultar, contra toda evidencia, su responsabilidad en el apoyo al proyecto y crearon un nuevo embrujo, el electoral, como estrategia de encantamiento para atraer votos al vociferar, que de ser elegidos no permitirán ni fracking, ni represas en el Huila.

Este embrujamiento se convirtió en el centro de la campaña electoral a la gobernación del Huila, cuando los aspirantes, nunca se pronunciaron frente a los desalojos violentos y el ecocidio, ni defendieron las Consultas Populares y los Acuerdos Municipales que prohibieron represas, fracking, minería a gran escala, ni han rechazado la decisión del Consejo de Estado que al autorizar las Pruebas Piloto dieron vía libre al fracking.

Además,  ocultan que en su afán por hacer parte del negocio del Quimbo capitularon ante las supuestas “exigencias de honor” al no quedar incluidas en la Licencia Ambiental  la participación accionaria del Departamento como socio del proyecto, reducción de la tarifa de energía para toda la población del Huila, reversión de la concesión a la nación, modificación de la naturaleza del proyecto de unipropósito a multipropósito, compensación del PIB con la restitución de 10.000 hectáreas por pérdida de productividad y concesión de aguas para distritos de riego. Tampoco se refieren a cómo le van a exigir a su socio mayor Enel Emgesa que cumpla con 127 obligaciones pendientes, entre ellas,  la restitución de la actividad productiva que deja pérdidas al Departamento de 50 mil millones de pesos anuales.

El embrujamiento se trasladó a un sector “progresista” a la Asamblea del Huila que prometió a  víctimas del Quimbo, pescadores del Hobo, que de lograr la curul de diputado, les garantizaría un debate en la corporación para “evaluar los daños causados”, cuando existen más de 40 investigaciones sobre el Quimbo, incluso cursa una demanda en la Fiscalía 3 de Bogotá por delitos ambientales.

Del embrujamiento, ahora que se acercan las elecciones del 27 de octubre, se pasó a una campaña de acusaciones y estigmatizaciones mutuas, entre quienes encabezan las encuestas para la gobernación y sus ofertas electorales de no más represas ni fracking desaparecieron.

Se trata de una vieja estrategia para generar miedo y consolidar pasiones que hace parte de la naturaleza del Régimen Político Colombiano: mafioso, autoritario, violento, excluyente, discriminatorio, individualista, clientelista, corrupto.

Esa estrategia se expresa en publicidad engañosa, noticias falsas, encuestas amañadas para intensificar la competencia por los votos que obliga a mayores compromisos con quienes financian las campañas (contratistas, mafias, etc) cuyo resultado final es que “quien tenga más plata tiene mayor posibilidad de acceder al cargo”.

Terminado el proceso, viene  la repartija de la torta entre los contendientes, los festines y el abrazo final por haber logrado seguir controlando el poder mientras los pobres, los excluidos intentan despertar tardíamente del embrujamiento mientras continúan sometidos al desmejoramiento de sus precarias condiciones de vida.

Es posible que algunos de los embrujados comiencen a entender que su poder real está en la organización, la protesta y la resistencia sociales como alternativas para defender los territorios y la Vida en condiciones dignas.  

 



 

 

 

 

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