LA LUCHA CONTRA REPRESAS Y LA RETÓRICA ELECTORAL
En Grecia, en los inicios de la democracia occidental, según se afirma, Platón desconfiaba de la retórica debido a que ésta “es el arte de la persuasión a través de lo verosímil, no la verdad, sino convencer a través de lo aparente”.
Hay que desconfiar de la retórica electoral donde a través de la apariencia se oculta la verdad logrando manipular la voluntad del elector.
En su reciente visita al Huila, el candidato Iván Duque expresó que “durante mi gobierno no se hará una represa más en el Departamento del Huila…y no permitiré la utilización del fracking para extraer petróleo”.
Las represas de El Quimbo como las de Ituango y Sogamoso fueron concesionadas durante el Gobierno de Uribe. Hoy se experimenta la bancarrota de las mismas producto de los daños irreparables causados por el despojo de comunidades, la destrucción del Patrimonio Ecológico y Cultural y los desastres causados por la contaminación del Río Magdalena y la creciente del río Cauca ocurrida por el destaponamiento del túnel, que obstruido por un derrumbe, dejó más de 600 damnificados en el corregimiento del bajo Cauca antioqueño debido a la falta de rigor técnico en la forma como se construyó la represa de Ituango, cuando estudios advirtieron desde los años ochenta de la existencia de dos fallas geológicas, lugar donde se construyó la casa de máquinas, similar al caso del Quimbo donde se registran las fallas activas de Algeciras y Tesalia que amenazan con una catástrofe de gran magnitud como lo advirtió la Contraloría General de la República.
Actualmente la Fiscalía investiga penalmente a ECOPETROL por las fallas que habrían provocado el derrame de crudo del pozo Lizama 158, que ha generado un desastre ambiental en el Magdalena Medio santandereano y que fortaleció los argumentos contra el fracking.
Con anterioridad al desastre de Lizama, Duque, en un foro organizado por la ANDI donde participó Vargas Lleras coincidieron en afirmar (El Tiempo, marzo 2) que “es necesario incentivar y aumentar la operación minero-energética, un sector clave para el desarrollo económico del país” y, en consecuencia, “no descartaron el uso en Colombia de la cuestionada fractura hidráulica o fracking, que ha sido prohibida en algunos países europeos y estados de Estados Unidos”.
Cabe agregar la denuncia de la Sillavacia: “En los ocho años que gobernó el ex presidente Uribe la superficie de hectáreas con título minero pasó de 1,13 millones a 8,53 millones. Y las hectáreas tituladas en los páramos se duplicó con creces. Hoy en día, 6.3% de las hectáreas en los páramos (122 mil) están tituladas”. Una de las razones del incremento de la explotación minera obedece “a las generosas exenciones tributarias que otorgó Uribe a las multinacionales para que explotaran estos recursos. Según datos del Ministerio de Hacienda y el Banco de la República, el gobierno dejó de recibir 3.5 billones de pesos por regalías en el último año. Dinero que se quedó en las cajas de las empresas mineras".
Ante la evidencia de los desastres registrados, “la retórica electoral” busca manipular al electorado con el supuesto de “no a las represas y al fracking en el Huila”, cuando la esencia de su política es la profundización del modelo extractivista, asociado al negocio de los “mercados verdes”. Es decir, "acelerar las locomotoras del desarrollo" con la adjudicación de los denominados Proyectos de Interés Nacional y Estratégicos -PINES- (represas, fracking, minería a gran escala) que favorecen la mayor acumulación de capital de las transnacionales con todas las garantías como exenciones tributarias y seguridad jurídica, flexibilización laboral, cargos por confiabilidad a costa del despojo de nuestras comunidades de sus territorios y la destrucción de nuestros Bienes Comunes Naturales y Culturales.
Por esa razón, vienen liquidando las Consultas Populares y los Acuerdos Municipales que prohibieron las actividades minero energéticas para proteger el Patrimonio Ecológico y Cultural de los Municipios al considerarlas como “obstáculos para la inversión y el desarrollo” y, por supuesto, para la corrupción o coimas por la adjudicación de contratos.
Ha sido precisamente en el Huila donde la retórica contra represas y fracking se ha expresado con mayor énfasis por parte de diferentes aspirantes a la presidencia de la República, entre otras razones, por la resistencia orientada por la Asociación de Afectados por el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo -Asoquimbo- que durante 10 años logró demostrar la naturaleza depredadora y devastadora del modelo extractivista minero energético para favorecer la acumulación de capital y la necesidad de una transición energética que reconozca la energía como Bien Común y no como negocio al servicio de las transnacionales.
La retórica electoral contra represas también fue utilizada en el Huila en las recientes elecciones para el Congreso por los aspirantes de los partidos Cambio Radical, Conservador, Liberal, Unidad Nacional y Centro Democrático que fueron los principales responsables y beneficiarios de la adjudicación del Proyecto El Quimbo, cuando sus aspirantes a la presidencia, a quienes se subordinan con especial agrado, anunciaban la decisión de “acelerar las locomotoras del desarrollo”. La retórica, acompañada de compra de votos, les funcionó porque lograron las curules en el parlamento. Las consecuencias de sus decisiones a favor del extractivismo las enfrentaremos con valor desde las resistencias orientadas por El Movimiento Social Defensores del Territorio.
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Jesús Maria Hernandez -