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Miller Armín Dussán Calderón

ENCUENTRO “SALVAR EL RÍO MAGDALENA”

ENCUENTRO “SALVAR EL RÍO MAGDALENA”

El 23 de agosto de 2024 se realizará en el Auditorio Olga Tonny Vidales de la Universidad Surcolombiana de Neiva, a partir de las 8 de la mañana, el Encuentro “Salvar el Río Magdalena”, convocado por el Macroproyecto Defensa Territorial DESCA USCO, El Movimiento Social Defensores del Territorio, la Fundación Salvar el Río Magdalena, La Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila – ASOCOOPH y Unidad Solidaria.

El propósito del Encuentro es avanzar en la articulación de diversas organizaciones sociales y ambientales con el compromiso de definir una Agenda Común y un Plan de Acción para la defensa, recuperación y restauración ecológica de la Cuenca del Río Magdalena como parte de la resistencia contra el capitalismo depredador de todas las exptresiones de la vida.

Caben destacar recientes propuestas que coinciden en el anterior propósito.

Durante los días 22 y 23 de julio de 2024 en Ibagué, se constituyó la Fundación “Salvar el río Magdalena”, propuesta por el escritor William Ospina, apoyada por gestores sociales y culturales del Tolima y Huila. En esta oportunidad se destacó la Movilización el Río de la Vida realizada en el año 2015 desde el Macizo Colombiano hasta la Dorada contra el Plan Maestro de Privatización del Río Magdalena logrando impedir la construcción de 17 megaproyectos de generación de energía que atentan contra la soberanía nacional al entregar nuestro principal Bien Público, a corporaciones transnacionales para la acumulación de capital a través del despojo y el ecocidio. 

Además, se recuperó la cosmovisión de los Panches que desde hace siglos se definían sobre todo como hombres del río, como hijos del río. ¡Somos el Río!. Por su parte, nuestro escritor Ospina, después de un ritual en la Maloca Yanacona, San Agustín, expresó: “Nosotros no sólo somos los defensores del río: nosotros somos el río. “No hay agua sin mares que se evaporen, sin bosques que fundan nieblas, sin páramos que condensen la humedad, sin humedales que filtren, sin ciénagas que oxigenen. El agua no es un líquido, no es solo un elemento, el agua es un sistema, y en Colombia es el mejor ejemplo que se puede mostrar de como el territorio puede estar configurado con una inmensa fábrica de agua. Pero Colombia también es el mejor ejemplo de cómo un país puede ignorar su realidad más profunda, y dormir sobre un tesoro como el dragón del cuento, sin aprender a qué se debe este tesoro, sin saber cómo protegerlo”.

A raíz de la COP 16, Grupos de Ambientalistas y Defensores del Territorio están convocando a participar en una Cumbre Ambiental Autónoma Divergente y Alternativa, organizada en un Gran Encuentro Popular Ambiental contra “las estrategias y planes delineados en el Marco Global sobre Biodiversidad Kunming Montreal Canadá suscrito en le COP 15 que es el Instrumento de implementación de la Convención en los países miembros para la planeación de la biodiversidad biológica que busca establecer un mecanismo multilateral para fijar una distribución financiera de los beneficios del uso de la información de secuencias digitales sobre recursos genéticos; que es el insumo de la biotecnología farmacéutica y del mercado agroquímico; también de armas biológicas y patógenos contra las luchas de los pueblos, por parte de las grandes potencias del norte global, a nombre supuestamente de la “Paz y la Democracia”. Está previsto el debate sobre el Plan Nacional de Biodiversidad, la militarización de la Amazonía, el proyecto militar en la Isla Gorgona, el extractivismo minero energético, la mercantilización y financiarización de la biodiversidad, el canje de deuda por naturaleza, expresión del coloniaje financiero, los Proyectos REDD y la farsa de los créditos de carbono que desterritorializan a las comunidades campesinas y étnicas y atentan contra la soberanía alimentaria; la transición energética corporativa y por la Defensa de nuestros Territorios, el autogobierno, la autodeterminación y la autonomía, y, especialmente, las cuencas de los Ríos Magdalena y Cauca

Es un hecho que “el Rio de la Vida” está muerto. La totalidad de la tierra útil de las riberas es propiedad privada.  La pérdida gigantesca de los conectores naturales y sus ecosistemas locales y territoriales. La contaminación de las aguas por las actividades extractivas minero energéticas afecta todos sus afluentes y destruyen los ecosistemas, la productividad tradicional y cultural ancestral de los pueblos ribereños. La destrucción de la riqueza ictiológica, el caso más emblemático, es el bocachico, de cuya venta se sostienen 150.000 pescadores en todo el territorio. No cesa la violencia contra los líderes sociales, especialmente los defensores de los derechos de la naturaleza. Un caso de extrema gravedad es convertir el Macizo Colombiano en un sumidero de carbono.

“Los peces tendrán que aprender a caminar sobre la tierra porque las aguas se acabarán”, sentenció el capitán Iturbide en el General en su Laberinto, al referirse a la manera como las tripulaciones de los barcos hacían destrozos en los bosques de las riberas del río Magdalena para alimentar las calderas de vapor. Quizá sí, porque contrario al capitán Iturbide, en muchos tramos del río los peces ya no necesitan aprender a caminar sobre tierra porque son los peces mismos los que están dejando de vivir ante las aguas represadas”. Carlos Salgado Prólogo al libro Extractivismo, despojo, ecocidio y resistencia.

Gabriel García Márquez, en sus memorias, (2002) reafirma la destrucción anunciada que ya había trabajado en sus novelas y que ahora ni el amor parece poder revertir: “Hoy el río Magdalena está muerto, con sus aguas podridas y sus animales extinguidos. Los trabajos de recuperación de que tanto han hablado los gobiernos sucesivos que nada han hecho, requerirían la siembra técnica de unos sesenta millones de árboles en un noventa por ciento de las tierras de propiedad privada, cuyos dueños tendrían que renunciar por el solo amor a la patria al noventa por ciento de sus ingresos actuales. Valdría la pena preguntar cuáles serían los propietarios que tendrían la amabilidad de ceder el 90% de sus tierras sólo para sembrar árboles y renunciar en consecuencia al 90% de sus ingresos actuales”.

Los movimientos sociales deben exigir al Estado Colombiano reconocer como sujeto de derechos y de especial protección a las ecorregiones y los ecosistemas que integran el río Magdalena como un territorio estratégico de la nación.

Es de especial importancia la convocatoria a la Consulta Popular y el impulso de la Mesa de Afectados del río Magdalena y coordinar acciones de movilización en defensa del “Rio de la Vida”

 

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