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Miller Armín Dussán Calderón

LAS VÍCTIMAS DEL DESARROLLO

LAS VÍCTIMAS DEL DESARROLLO

Foto: Juan Carlos Albarracín Gallego

El 26 de julio se realizaron diversas acciones de protesta en Colombia y el exterior en contra de los asesinatos sistemáticos de líderes sociales que en los últimos tres años, según cifras de la defensoría del pueblo suman 462 y más de 700 para  el Instituto de Estudios sobre Paz y Desarrollo, de los cuales más del 80% se mantienen en la impunidad.

Durante sesiones de la Justicia Especial para la Paz, el coronel Gabriel de Jesús Rincón, reveló que las ejecuciones extrajudiciales mal llamados “falsos positivos”, que según informes del diario británico The Guardian, supera las 10.000 víctimas civiles, durante 8 años, fueron ordenadas por los altos mandos, entre ellos, el General Mario Montoya quien “pedía litros de sangre y muertos a como diera lugar”.

El fenómeno del desplazamiento forzado en Colombia, reporta un saldo entre los 6 y los 8 millones de víctimas del conflicto armado, y una cifra similar de hectáreas de tierra despojada. Sin embargo, en el país se ha hecho cada vez más visible la existencia de sectores sociales obligados a abandonar sus territorios como consecuencia de la imposición de proyectos extractivos minero energéticos, fenómeno también denominado “desplazamiento por desarrollo” o acumulación por despojo. 

Este fenómeno denunciado ante la CIDH como “victimas del desarrollo”, adquiere una nueva dimensión con el asesinato de líderes sociales que ya no sólo son ejecutados por reclamar tierras y exigir el cumplimiento de los Acuerdos de la Habana, sino por oponerse a los proyectos minero energéticos a través de movilizaciones, consultas populares, acuerdos municipales para proteger el Patrimonio Ecológico y Cultural de cada una de las localidades y defender el derecho a permanecer y decidir autónomamente en el territorio, amenazado por la invasión de empresas transnacionales.

En el Huila basta con mencionar el despojo y el ecocidio en la zona del Quimbo, que ha dejado cerca de 30.000 víctimas del desarrollo que se vienen incrementando ahora con la destrucción de vías, como la de Bengala, debido a la falta de rigor de los estudios sobre fallas geotécnicas por parte de Emgesa Enel, para ocultar la inviabilidad de la represa.

Además de la JEP, se requiere también de una Comisión de la Verdad sobre los responsables de las catástrofes ocasionadas por los proyectos extractivos como las represas de Ituango y El Quimbo.

Y a esa Comisión deberán acudir personas como Alvaro Uribe el que por encima de la ley y las comunidades expresó “El Quimbo va porque va” y responsables políticos como Carlos Ramiro Chávarro por su desprecio por las víctimas cuando expresó en el Congreso que “no íbamos a ser los congresistas del Huila los que les íbamos a decir a una inversión de más de 800 millones de dólares que se fueran para otra región cuando…las afectaciones sociales eran tan ínfimas que solo representaban el 0.0034% de la población”. También Manuel Macías, quien siendo Secretario de Agricultura negoció y soñó con la ampliación de su empresa piscícola de Betania con nuevos jaulones en la nueva represa; y Luis E, Dussán, quien hábilmente para persuadir a los opositores expresó “El Quimbo si, pero no así”, renunciando a la exigencia de derogatoria de la Ley de despojo, logrando renegociar el proyecto para que la torta quedará mejor repartida.

Ahora, se inscribieron como candidatos a la gobernación, camuflados con no más represas, ni fracking, incluso, fingen como “victimas”, con la complicidad de organizaciones que se autoproclaman alternativas.

Está en manos de los ciudadanos castigarlos, negándoles el Voto en las elecciones de octubre y exigiéndoles por lo menos que den excusas a las “víctimas del Quimbo” como un gesto humanitario previo a que algún día respondan en una Comisión de la Verdad sobre sus responsabilidades al apoyar el proyecto, siguiendo el ejemplo del coronel Rincón quien se comprometió con  justicia, verdad, reparación y no repetición.

El triunfo de Egan Bernal en París, un humilde campesino, que cumplió con uno de sus sueños, representa un hito histórico, paradigma para comprender el sentido profundo de la vida contra la horrenda página de asesinatos de líderes sociales por la ambición del poder.

 

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