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Miller Armín Dussán Calderón

REFLEXIONES SOBRE LO PEDAGÓGICO EN ÉPOCAS DE CUARENTENA.

REFLEXIONES SOBRE LO PEDAGÓGICO EN ÉPOCAS DE CUARENTENA.

Huerta Huertopia Cooperativa Agraria

En las Universidades Públicas se está debatiendo sobre cuáles deben ser las estrategias pedagógicas para asumir procesos de virtualización de la educación a raíz de la cuarentena derivada del Covid 19 que evidencia, cada vez más, las profundas desigualdades  y  discriminaciones sociales y las inequidades educativas causadas por la explotación capitalista.

El punto de partida, a mi juicio, es comprender que toda relación pedagógica es una relación de poder, de control y de dominio. En el contexto del capitalismo y su expresión neoliberal, la relación pedagógica,  está mediada por la mercantilización de la vida en general y del conocimiento en particular.

En el caso de las universidades, las prácticas pedagógicas predominantes de los docentes responden a un hibridismo entre racionalismo pedagógico e instrumentalismo tecnológico.

El racionalismo pedagógico se propone formar seres humanos en el supuesto dominio de las disciplinas que se reducen a la enseñanza de conocimientos fraccionados, descontextualizados, sin pertenencia social que se imponen a nombre del "saber científico" por docentes autoritarios que se consideran modelos de imitación (Magister Dixit) donde el principal escenario es el salón de clase, considerado como una capilla, donde no se permite interrumpir el ritual dogmático del especialista, que en muchos casos ordena cerrar su catedral e impedir el acceso o abandono de sus fieles discípulos por atentar contra las normas disciplinarias que impone el sistema educativo. Su lógica es "vigilar y castigar" a partir del control de las evaluaciones que deben responder rigurosamente a los contenidos de la enseñanza.

El modelo racionalista autoritario se reproduce con el uso de las tecnologías virtuales mediadas por la cultura digital donde el fin de la enseñanza es lograr seres eficientes, competitivos para un mercado que requiere producir más en menos tiempo, para el mayor consumo determinado por la obsolescencia programada.

Lo que importa es la calidad de los medios virtuales y la organización de los mismos a partir de los microdiseños donde unos programan según las directrices impuestas por la tecnocracia educativa y empresarial, mientras los docentes cumplen con la función de  administrar el currículo y los estudiantes a ejecutarlo mecánicamente, según las instrucciones o actividades programadas.

El docente, microdiseñador, se preocupa por la respuesta de los estudiantes a las actividades de aprendizaje planificadas de manera virtual, es decir, las competencias para el mercado, que son cuantificadas a través de supuestas pruebas objetivas.

De lo racional a lo virtual sólo cambian las formas del aprendizaje, pero las relaciones pedagógicas adquieren un mayor control, mediado por el uso de las tecnologías digitales al servicio de la instrumentalización del saber.

No se trata de rechazar los avances tecnológicos sino su utilización para la instrumentalización del conocimiento, (razón instrumental) que niega la autonomía cultural de docentes y estudiantes e imposibilita el aprendizaje colectivo, dialógico (razón comunicativa).

Cualquier propuesta pedagógica alternativa debe partir de cuestionar el quehacer del docente. Repensar lo vivido para construir otra forma de ser.

Y eso no se logra a nivel individual ni con "buenas intenciones". Se requiere construir un Movimiento Pedagógico desde los procesos de resistencias de los movimientos sociales y de ciudadanos, donde participen los docentes universitarios para que confronten sus conocimientos disciplinarios con los múltiples saberes comunitarios, como opción para cambiar sus paradigmas centrados en las epistemologías positivo analíticas.

La forma más auténtica de conocer es participar directamente en la transformación de la realidad. Es decir, construyendo un Movimiento Pedagógico como práctica de la libertad y reflexión sobre el sentido de la Vida.

En el contexto actual de crisis de la civilización y del sistema capitalista, de su productivismo y consumo sin límites para acumular capital, es posible pensar en una alternativa pedagógica eco-cultural que forme seres humanos para la defensa de la vida, donde la producción de los conocimientos sea compartido con las familias, las comunidades, los movimientos sociales.

Donde la enseñanza esté relacionada con la comprensión de la naturaleza como ser vivo y el impacto de los ecosistemas como fuente del Buen Vivir. Pero al mismo tiempo en la interacción del aprendizaje con los contextos naturales y sociales.

En ese sentido, tanto el maestro como el alumno asumen su identidad como seres sociales transformadores de la realidad, quienes organizan los currículos participativamente a partir de los diferentes subsistemas del entorno natural y social que intervienen en el proceso de construcción colectiva del conocimiento y de los saberes.

La Universidad será un espacio de interacción permanente con el entorno natural, las comunidades y los movimientos sociales que de manera autónoma y democrática se movilizan por la Defensa de la Vida, los Territorios, por una Comunidad Ecosocial.

 

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