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Miller Armín Dussán Calderón

CACEROLAZO: PODER COMUNITARIO VECINAL

CACEROLAZO: PODER COMUNITARIO VECINAL

Cacerolazo en Colombia

Concluidas las inmensas movilizaciones en Colombia, el 21 de noviembre de 2019, contra el paquetazo del Gobierno de Duque, la Defensa de la Vida y los territorios, se inició el cacerolazo en Bogotá que se extendió a diferentes ciudades del país con participación de todos los sectores sociales y que aún se mantienen resistiendo contra el odio y el miedo, difundidos por los medios de comunicación al servicio del estado, la represión violenta del ESMAD, los toques de queda y la utilización del vandalismo con el único propósito de deslegitimar las razones de la protesta social y destruir las formas creativas de organización vecinal y comunitaria.  

Esta forma de protesta, surgida en Francia durante el siglo XIX, contra la monarquía del régimen de Luis Felipe, se propagó en América Latina logrando despojar del poder a las dictaduras militares de Pinochet en Chile y Videla en Argentina, para mencionar unos casos.

En Colombia, el cacerolazo que no para, empezó como una reacción contra los medios de comunicación social que  pretendieron desconocer la magnitud de las protestas pacíficas en todo el país dándole visibilidad a las acciones vandálicas para vivificar la infraestructura de las ciudades, centros de consumo, como objetivo prioritario y cosificar a las personas desconociéndolas como sujetos de derechos.

El cacerolazo se extendió por todo el país, cuando el ESMAD inició atropellando a ciudadanos y bloqueando la salida de estudiantes de la Universidad Nacional, creando un corredor humanitario para su protección y salida pacífica.

En esta oportunidad se venció el miedo y el terror. Se rechazó la violencia y el  neoliberalismo que ha mercantilizado la vida, la naturaleza, el agua, los derechos al trabajo, la educación, la salud  y, especialmente, ha negado a la niñez y a la juventud el derecho a construir sus proyectos de vida. Se evidenció aún más que organismos como el FMI, BM, BID, la OCDE, imponen recetas como el paquetazo de Duque que han fracasado en todo el mundo y explica, los paros, movilizaciones y cacerolazos en América Latina.

Durante las protestas el papel protagónico lo vienen asumiendo los movimientos sociales y colectivos de ciudadanos, estudiantes, mujeres, ambientalistas, víctimas, artistas que se vienen articulando a nivel territorial, vecinal, barrial, desde abajo, inventando formas de organización autónoma, con el reto de construir agendas comunes, desde las resistencias superando los viejos liderazgos de partidos y organizaciones sindicales que aún no han logrado asimilar que sus prácticas mesiánicas, vanguardistas, dogmáticas, clientelistas y sus discursos anacrónicos y repetitivos no interpretan el sentido profundo de la diversidad cultural, la imaginación y la creación presentes en las diferentes formas de resistencia y de acción de los nuevos colectivos que se saludan y abrazan desde las vecindades y los lugares de trabajo y formación académica.

La pregunta es cómo avanzar hacia un proyecto de transformación social donde las decisiones sean asumidas colectivamente, de manera directa, sin delegar a las dirigencias sindicales, políticas de izquierda y progresistas las vocerías de los colectivos en resistencia, evitando la cooptación institucional y garantizando la movilización social permanente desde donde se gesta el Poder Territorial Autónomo y Soberano.

Es innegable que el gobierno, producto de la presión social, se vio obligado a convocar a una “gran conversación nacional”, reducida al envío de propuestas hasta el próximo 15 de marzo en torno a su agenda y políticas neoliberales, con el propósito de dilatar y debilitar la creciente rebeldía popular.   

El movimiento social debe rechazar dicha convocatoria y fortalecer la unidad desde las distintas formas de resistencia construyendo Agendas Comunes en Asambleas Populares Territoriales, Vecinales, Barriales y Veredales que expresen la diversidad de demandas sociales y, especialmente, el rechazo al régimen político dictatorial, violento, mafioso, clientelista y corrupto y por alternativas de gobernabilidad desde abajo, “sociedades en movimiento" que se vienen tejiendo en América Latina en los Movimientos sin Tierra en Brasil, Argentina, Bolivia; Comunidades Mapuches en Chile, Mayas de Guatemala, Rondas Campesinas de Perú, las Guardias Indígenas y Cimarronas en el Cauca Colombia, Movimientos Sociales por la Defensa de los Territorios y la Vida, contra el extractivismo, el despojo y el ecocidio, las marchas y cacerolazos presentes contra el paquetazo neoliberal en Colombia y países vecinos, el Movimiento Feminista contra la opresión de clase y el patriarcado.

 

 

 

 

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