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Miller Armín Dussán Calderón

VOTAR EN BLANCO O AVANZAR EN LA CONSTRUCCIÓN DEL PODER TERRITORIAL

VOTAR EN BLANCO O AVANZAR EN LA CONSTRUCCIÓN DEL PODER TERRITORIAL

 

Según el parágrafo primero del Artículo 258 de la Constitución Política de Colombia “deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando los votos en blanco constituyan mayoría absoluta en relación con los votos válidos. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras que en las de corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral”.

Si en la primera vuelta presidencial del pasado 27 de mayo hubiese ganado el Voto en Blanco, por mayoría absoluta, todas las fórmulas  de aspirantes hubiesen quedadas excluidas para nuevas elecciones. Pero como no ocurrió, el voto en blanco perdió ese poder y para las elecciones del 17 de junio quedaría reducido a un papel simbólico.  Por esa razón, así se afirme que ninguna de las opciones representa los intereses de sectores como el de Sergio Fajardo o de Humberto de la Calle, el presidente de la República será Gustavo Petro o Iván Duque que representan dos bloques de poder con grandes diferencias programáticas.

El de la Colombia Humana, que propone “el desarrollo del capitalismo”, basado en concepciones del reconocido economista francés, Thomas Piketty, autor de ‘El capital en el siglo XXI’, y específicamente, en su tesis fundamental “si reducen el impuesto al gran capital aumenta la desigualdad social, es decir, disminuye la clase media”. Para este destacado economista, el Programa de Petro “lleva consigo la búsqueda de Justicia Social y Fiscal, de democracia y de reconciliación que permitirá al país entrar por fin en un nuevo ciclo… en un momento en que el planeta aparece atrapado en la explotación desmedida de sus recursos naturales, corrupción, la xenofobia y el fatalismo frente a las injusticias”.

El bloque de Poder del Centro democrático plantea “la reducción del impuesto al gran capital” con mayores exenciones tributarias, zonas francas, cargos por confiabilidad, flexibilización laboral, es decir, incrementar el nivel de concentración de recursos “en el 1% más rico de la población”. La esencia de su política es la profundización del modelo extractivista, asociado al negocio de los “mercados verdes”. Es decir, "acelerar las locomotoras del desarrollo"  con la adjudicación de los denominados Proyectos de Interés Nacional y Estratégicos -PINES- (represas, fracking, minería a gran escala) que favorecen la mayor acumulación de capital de las transnacionales a costa del despojo de nuestras comunidades de sus territorios y la destrucción de nuestros Bienes Comunes Naturales y Culturales. Por esa razón proponen liquidar definitivamente las Consultas Populares y los Acuerdos Municipales que prohibieron las actividades minero energéticas para proteger el Patrimonio Ecológico y Cultural de los Municipios, al considerarlas como “obstáculos para la inversión y el desarrollo” y, por supuesto, para la corrupción o coimas por la adjudicación de contratos.

En las próximas elecciones se decidirá a favor del “desarrollo del capitalismo” asociado a las tesis de Thomas Piketty que recoje el programa de la Colombia Humana y que incluye unos mínimos democráticos como educación gratuita y de calidad, salud preventiva para el Buen Vivir, trabajo digno, ambiente sano. O la profundización del modelo extractivista,"acelerando las locomotoras del desarrollo", para la mayor concentración de la riqueza, el incremento de la desigualdad, el estímulo al narcoparamilitarismo, la corrupción y la impunidad.

El movimiento Social  Defensores del Territorio que propende por una alternativa ecosocial radical contra el capitalismo, el productivismo y el consumismo, considera que optar en estas elecciones por “un acuerdo sobre los mínimos democráticos” que propone la Colombia Humana con sectores del Polo, los Verdes y de organizaciones indígenas, campesinos, afros, maestros, estudiantes, entre otros, de alcanzar la presidencia, se lograrían las mejores condiciones para fortalecer las organizaciones sociales y los procesos de resistencia para avanzar en la construcción del Poder Territorial Autónomo en torno a un modelo alternativo al neoliberalismo y el extractivismo, a partir de  la transición energética, democrática, pública y comunitaria sustentada en el reconocimiento  del agua y la energía  como Bienes Comunes y no como mercancías o negocios al servicio de la acumulación de capital;  la creación de un Sistema Agropecuario, pesquero, territorial y sustentable que privilegie la agroecología a cambio de la agroindustria, haga más productiva la tierra, aumente la producción total, incremente el empleo, repueble el campo, para lo cual está demostrado son más eficientes las economías campesinas, indígenas y afros, razones por las cuales deben ser declarados de utilidad pública; por los derechos a la participación social y política (defensa de las Consultas Populares y los Acuerdos Municipales) a la educación y salud públicas de calidad y gratuita y la dignificación del trabajo.  

Optar por el voto en blanco es un derecho constitucional.  Pero en el contexto actual cuando su efecto es simbólico, lo más seguro es que contribuya al fortaleciendo de la alianza de las élites económicas y políticas oligárquicas, en torno a la candidatura de Iván Duque, razón por la cual, no obstante las diferencias programáticas con los sectores progresistas aglutinados en torno a la candidatura de Gustavo Petro, es la opción para avanzar en la construcción del Poder Territorial frente a la crisis del capitalismo y la civilización de occidente.

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